martes, 9 de marzo de 2010

Puntos suspensivos en suspensión





(He de reconocer que eso de la foto es el mejor regalo que me han hecho . ¿Qué mejor regalo que un salvavidas?... A veces las cosas más insignificantes son las que más valor merecen ) ;)



"Tres pasiones simples pero extremadamente poderosas han gobernado mi vida: el anhelo de amor, el deseo de saber y una compasión abrumadora ante el sufrimiento de la humanidad. Estas pasiones, como alas enormes, me han empujado de acá para allá en un caminar errante sobre un profundo océano de angustia hasta llegar al borde mismo de la desesperación."

(Bertrand Russell)



Buscas refugio y también salida. Nunca te conformas con nada. Registras sonrisas que ayudan a contrarrestar tu tristeza. Sientes miedo, estás al borde del precipicio. Respiras profundamente siete u ocho veces. Corres. Mantienes monólogos eternos. Te rindes. Vuelas. Te levantas. Huyes de la caída de las hojas en otoño. Te internas en la caída de los copos en invierno. Abrazas. Sueñas un sueño dentro de un sueño. Te olvidas de lo más importante. Paras y piensas. Te rindes. Hablas y te resistes. Cantas. Estiras tus músculos hasta quebrarte. Escribes la carta de un amor que no sientes. Te planteas tu vida mil y una veces. Rompes todos los esquemas. Te sientes poderoso. Ves que los demás son más grandes. Te sientes poderoso. Arrojas al mar las piedras del desengaño. Te rindes. Tiñes con tu melancolía todos los paisajes. Vomitas tus pensamientos en folios en blanco. Miras. Escuchas cada palabra y recuerdas cada acción. Muerdes. Te sientes débil. Te rindes. Reconoces tus defectos. Potencias tus virtudes. Eliges tu propio destino. Brindas con cerveza. Sonríes. Te invaden las dudas. Tus interrogantes te carcomen. Olvidas. Tienes vértigo. Arañas. Esperanza como única acompañante. Desilusiones. Heridas. Te alegras de los éxitos de los demás. Sucumbes al cansancio. Te rindes. Contemplas el cielo con asombro. Miras hacia un lado y hacia otro. Tu codicia te propina un derechazo. Te insultan. Matas. Vuelves a las andadas. Nadas en tu ignorancia. Giras. Pasas de los demás. Tejes tu propio abrigo. Sientes frío. Añoras. Exclamas. Buscas un punto de apoyo. Lo intentas. Los muros son enormes. Lo consigues. Te rindes.Acaricias. Lees tus escritos. Te asombras. Te preguntas. Nunca consigues respuestas. Te arrodillas. Necesitas encontrar vida y, para ello, miras la parte interna de tu muñeca. La encuentras. Te aferras a la manta del sofá con el objetivo de sentir calor. Quieres ver mundo. Navegas sin brújula. Te invade una cegadora luz. El capitán te señala el norte (hace tiempo que lo perdiste). Te rindes. Necesitas un abrazo. Consuelas a la gente. Consigues tus objetivos. Olvidas tus acciones. Escapas de las garras del perdón. Te arropan. Entierras el tiempo dentro de un reloj de arena. Suspiras. Compras almas. Escupes. Vendes desengaño. Te bates en un duelo constante con la impotencia de no ser Shakespeare. Y todo esto lo pagas con la muerte o con la vida.

1 comentario:

  1. Fundamentalmente dudas y te planteas la existencia. Eres. Y aprendes a rendirte. La rendición nos libera del pesado haz de frustaciones que cargamos a la espalda. Aveces rendirse es renacer.

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