jueves, 11 de marzo de 2010
Levad el ancla
He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
(Jorge Luis Borges- El remordimiento)
Hoy el día ha sido gris como el cielo cuando amenaza tormenta. Hoy ha llovido a mares debido al dolor producido por circunstancias externas (de las internas casi que mejor ni hablamos). Y sientes que la vida se te escapa (sabes que te repites, pero no puedes evitarlo). Y necesitas un fuerte abrazo y nadie te lo da. Y te ahogas en un mar de dudas. Y no sabes qué se hace en estos casos. Y te regalan un salvavidas y no sabes cómo usarlo. Y sientes que muchas de las personas con las que pierdes tu tiempo no merecen la pena. Y la cuesta se te hace eterna. Y la ansiedad es ya tu fiel compañera de trayecto. Y pasan por tus párpados las imágenes de tu vida. Y sueñas con que alguien te proporcione la conversación existencial que tanto ansías. Y te niegas a formar parte de las asquerosas reglas de tres. Y vives sin ser, sin estar. Y escribes cuadros, pintas canciones, filmas novelas, lees películas. Y eres maestra en el arte de la contradicción. Y nunca estás de acuerdo. Y quizás sea verdad eso de que no sabes colocar los acentos correctamente. Y sientes que el barco se hunde contigo dentro. Y no le encuentras una alternativa a todo esto.
(Levad el ancla, hoy yo me quedo en tierra)
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Que bonito está escrito, aunque el fondo este lleno de posos de duda y ansiedad. Es tan difícil ser valiente (como propone Borges) y tan humano ser contradictorio...
ResponderEliminarA pesar de todo, hay que intentar una revolución cada día, aunque se pierda.
ResponderEliminarEs una certera reflexión. Y una magnífica lectura de Borges.