martes, 16 de marzo de 2010

De infiernos y paraísos





(El cielo que se nos ha presentado hacia las siete y cuarto de esta misma mañana)


¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?

(Julio Cortázar-Los amantes)




La gente se alegra porque por fin sale el sol. Hacen asomar a sus habituales gestos una sonrisa permanente por el simple hecho de que el rey de los astros atraviesa su epidermis.Tú,sin embargo, pareces tonta (y algo rara,todo hay que decirlo)porque piensas que los días verdaderamente bonitos son los grises (melancólicos pero bonitos al fin y al cabo).

Cuando encuentras el equilibrio entre el tiempo de fuera y el de dentro es cuando, realmente, te sientes a gusto. Y ya has llegado a una conclusión: cuanto más soleado es el día ahí fuera (en el paraíso de los cuerdos de atar), más nuboso y negro es el cielo de ahí dentro (en el infierno de las penas que queda custodiado por bestias sangrantes y enfurecidas).

Los demás (algo ilusos) intentan animarte y convencerte de que sus razones tienen más razón que las tuyas; intentan hacer que opines como ellos y , lejos de conseguirlo, se rinden alegando que eres una cabezota y aconsejándote que bajes de tu mundo y orbites al mismo son que ellos. Tú , por supuesto, te niegas en rotundo: prefieres tus negros infiernos a sus cuerdos paraísos que les atan al mástil de su propio barco ; prefieres dibujar una mueca en tu rostro (que en algo se parece a una sonrisa) y engañar a todo el mundo con tus colores (ellos no lo saben, pero sólo tienes una triste y amplia escala de grises para ofrecer).

Muchos se tachan de sinceros y parecen felices creyendo que lo son. Y tú piensas que aquí ( en la vida ) mentir se ha convertido en una necesidad :necesitamos una mentira para levantarnos cada mañana.Un gran ejemplo de la mayor de las mentiras es la vida: inviertes gran cantidad del tiempo que no tienes en diferenciarte de los demás, intentas aprender siempre cosas nuevas, buscas sentirte autorrealizado y ,de repente, un simple fallo en las palpitaciones te hace desvanecerte en el vacío que supone la nada; te hace fusionarte con la tierra y pasar a ser un mísero recuerdo en la cabeza de alguien que, dentro de poco, sufrirá Alzheimer.

Estamos condenados a seguir mintiendo para subsistir al vértigo que nos produce nuestra propia vida.

1 comentario:

  1. Hoy todo al revés. Adoro los días soleados y encima he pasado la vida (¿gastandola?)intentando ser como los demás, no intentando difereciarme de ellos, al contrario. Cualquier otro defecto sí, pero la mentira jamás.

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