viernes, 30 de abril de 2010

Me hace hoy sangrar

Llega un momento en el que no puedes más y necesitas estallar de forma sonora y violenta. Ayer lo hice y no me arrepiento de ello porque por fin pude soltarle a alguien algunas de las cosas que me pudren por dentro.

Digamos que me pillaron en un momento de debilidad y lo solté casi todo sin más preámbulos. Tengo que decir antes de nada que la regla tanto en este blog como en mi vida es siempre la misma: aquí mariconadas las justas.

Le dije a la persona en cuestión que me considero una experta en fingir sonrisas, que no encuentro nada ni nadie que me llene, que me levanto con la boca del estómago completamente cerrada, que siento unas tremendas ganas de llorar de forma continua, que no le encuentro ningún sentido a la vida, que me meto en la cama y no duermo, que soy incapaz de disfrutar de mis amigos, que no me sale nada bien, que no entiendo el concepto de familia y que tampoco soy capaz de disfrutar de ellos. Todo esto se lo dije empapada de unas lágrimas y un sudor que dejaban al descubierto un dolor quizá excesivo.

Después de escucharme atentamente y de un silencio persistente por su parte (no es para menos) que parecía no acabar nunca, me armé de valor y le dije que ojalá existiera un manual para la vida. Aunque, en el caso de existir, sería algo así como la Biblia: todo el mundo tiene una en su casa, pero se guarda en un rincón en el que no estorba demasiado. Seríamos tan tontos como para no invertir un solo segundo en su lectura.

Después de hablar con dicha persona, de desahogarme como nunca había hecho y de que me diera el consejo de que acuda a un psicólogo de manera urgente, me planteé la posibilidad de estar padeciendo una depresión de las gordas. Sin más demora, consulté los síntomas entre los cuales se encuentran: tristeza e irritabilidad, excesivo nerviosismo, sentimientos de vacío e impotencia, problemas de sueño, pérdida de apetito, disminución en la capacidad de gozar y disfrutar de la vida y evitación social.

He leído y releído los síntomas con lágrimas en los ojos (para variar un rato). Todo me desborda. Nada me sirve. Todo me rompe. Nada me llena. Todo me hace daño.

miércoles, 28 de abril de 2010

Treinta y catorce




(Iba a poner uno de tus autorretratos, pero...)



Te debo una canción
desafinada,
contra la nada
maquillada
de quién sabe.

Te debo una canción
grela y desnuda,
cuando en la duda
tartamuda
vuela un ave.

[...]

Te debo una canción
nocturna y breve
que no se atreve
a ser tan leve
entre tus manos.

(Joaquín Sabina-Pastel de cumpleaños)


Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.

(Ángel González-Fragmento de Cumpleaños)



Incluso en estos tiempos en los que eres demasiado viejo como para crecer al ritmo del reloj que marca unas horas que -desgraciadamente- no volverán y en los que yo soy demasiado joven como para descrecer con Peter Pan, tengo la ligera impresión de que algo se escapa de nuestras autodestructivas manos cuando soltamos una palabra de dolor o de rencor. Tengo la ligera sensación de que pasarás tan fugazmente por mi vida que casi no tendré tiempo de verte. O de hablarte ,tal vez.

Hablando de hablar, pienso que no hemos hablado lo suficiente como para que me arranques estas líneas tan sinceras que me están costando la vida.Pero no importa, porque ambos sabemos que, cuando no se puede mejorar el silencio, es mejor escribir callando para que otros lo lean en voz alta y descubran que todo lo que nos rodea no es ni blanco ni negro, sino azul. Y quizá haya alguien que incluso logre atisbar un retazo de nuestro yo profundo en alguna de esas líneas que tanto dolor (nos) producen.

De todas formas, soy consciente de que no te conozco lo suficientemente bien (quizá porque no nos queda demasiado tiempo entre sobresalto y sobresalto) como para decir que eres un tipo que merece la pena de verdad y que ojalá tampoco nos quede tiempo para el olvido; cuando el olvido se presenta, todo se desvanece. He de reconocer que siento verdadero terror cuando pienso en el poder del olvido y que lloro con lágrimas incontenibles cuando veo que toda mirada está lejos de arrancar un espejismo de ilusión.

He de decir también que todo enfado causado y por causar (tanto por tu parte como por la mía) no será más que una mera forma de demostrar que nos importamos tanto como para tomarnos un poco en serio. Porque, al fin y al cabo, (y aunque me pese un poco reconocerlo) nos enfadamos con las personas a las que más cariño tenemos. Lo curioso del caso es que, cuando yo te he hablado con malas formas y palabras, tú me has respondido con buenas, y eso es algo que deja al descubierto bonitos detalles, por imperceptibles que parezcan.

Te diría muchas más cosas, pero tampoco quiero dejar que las palabras sean las protagonistas de este texto. Como última cosa, decirte que intentes aprovechar cada segundo porque, cuando ya han pasado, es cuando nos damos cuenta de todo lo que hemos perdido. Recuerda que nunca vas a ser tan joven y nunca vas a ser tan viejo.

Felicidades, Raúl.

Ahhh y... otra cosa: ¿Me prestas tu sonrisa?


(Sé que soy la primera en felicitarte porque lo hago en el día que no corresponde, pero como imagino que mañana estarás demasiado ocupado abriendo desengaños y agravios , te lo escribo ahora y lo lees en el mismo momento en el que me ha pillado la inspiración)

martes, 27 de abril de 2010

Kilos de autodestrucción



(Imagen de Raúl)("Las manos sirven tanto para destruir como para crear")



La noche del cazador, un presa que elegir,
avería y redención para ponerlo todo en la canción,
contarlo todo sin decir cómo paso,
es imposible no entenderlo.

Algo de autodestrucción y una pizca de placer,
kilos de insatisfacción y una oreja más que conquistar,
alguna mueca, una sonrisa de pavor,
hemos llegado hasta la puerta.


[...]


El corredor de fondo sabe
"el tiempo es sólo una ilusión y algunas veces la jugó".
Con más burbujas que un anuncio de champagne
hemos llegado hasta la puerta.

(Iván Ferreiro-Rocco Siffredi)


Siempre han sido demasiados versos para tan pocas palabras en blanco. Nunca han venido las musas a pedirme perdón por su tiranía. Las frases no tienen ni coherencia ni cohesión entre sí porque tampoco lo tienen lo que pudo haber sido y no fue. El maquillaje es tan de verdad que miente como cuando lanzas una piedra en un estanque vacío de agua y lleno de incomprensión. Voy por la vida de pasada y siempre escondo un yo que sólo sale cuando estoy alejada de mí y acompañada de yo. Prefiero decir Diego porque Digo es una infamia más grande que una palabra rescatada del refranero popular. Que el otoño de agosto viene más frío que el verano de noviembre es tan cierto como afirmar que la primavera tiene testículos de polen. Para cruzar la frontera del desaliento se necesitan dos licencias: una de caza y otra de pesca. No recuerdo lo que he comido hoy, pero probablemente lloverá melancolía sobre los tejados de mis órganos vitales. Estoy segura de haber cerrado la puerta, pero no recuerdo haber metido la llave. Las alas sirven para andar arrastrado por el suelo fingiendo que algo te importa tanto como para tomártelo en serio. Una baldosa no es un cuadro de Picasso, pero casi. Creo que la primera palabra que dije al nacer fue un taco. La verdad es la peor de las mentiras. Los Picapelotas son bastante más abundantes que los Picapiedra. Me descojono tanto a lo largo del día que muchas veces he corrido el riesgo de partirme la mandíbula y el pecho de tanto llorar. No me ha emocionado nada desde hace al menos veinte segundos. La sonrisa es una forma seria de afrontar la graciosa vida. Las manos sirven tanto para destruir como para crear. Que esto no tiene ningún sentido es tan cierto como que mañana no va a llegar porque las autovías están colapsadas de infierno. Estoy segura de que alguien podrá entender todo esto, aunque sea parcialmente. Quizá leyéndolo al revés...

lunes, 26 de abril de 2010

Le quattro stagioni





El otro día hablaba de "Las cuatro estaciones" de Vivaldi y he de decir que es una obra que me ha fascinado desde el primer momento en que la escuché.

Todavía recuerdo el día (a mis tempranos diez años) en el que mi señor padre me cogió de la mano, me llevó al lugar en el que se instalaba la cadena de música y me dijo que me iba a enseñar algo grande, algo que, si lograba entender, me serviría como una lección para la vida (todavía no sé si real o ficticia).

Me acuerdo de mi posición exacta frente a él y de su rigurosa explicación sobre lo que sonaba de fondo. Me explicó que era común la imitación de la naturaleza en la época de Vivaldi, pero que éste es uno de los mayores ejemplos de perfección. Me indicó en cada segundo la "parte" de la naturaleza a la que intentaba (y conseguía) evocar y logró dejarme con la boca del tamaño de un buzón cuando terminamos de escucharlo.

Después de algunos años (tres, en concreto) me dio las pautas para escuchar este tipo de música de forma relajada: "bastará con cerrar la puerta de la habitación en la que te encuentres, apagues la luz, cierres los ojos y dejes que cada nota atraviese hasta el más fino poro de tu piel y tu cabeza. Bastará con que intentes entenderlo. "

Cuando estás tumbado boca arriba sobre el colchón con los ojos cerrados y dejas que la melodía invada cada rincón de ti mismo, es cuando te das cuenta de que la grandeza se encuentra en los placeres más insignificantes y que nada puede cobrar más plenitud que ese instante único y mágico a la vez.

Algunos años más tarde, yo sigo disfrutando de cada nota con la luz apagada y los ojos cerrados, e intentando seguir los movimientos del arco del violín con la cabeza y con el paladar.


Porque la música no solo se oye y se siente, sino que también se degusta. Se huele. Se ve.


Os dejo con mi movimiento preferido. Quizá sea uno de los ejemplos más claros del ritmo que siguen los latidos de mi corazón.

domingo, 25 de abril de 2010

Salir a la superficie




(Por tierras de Soria)



Porque nuestra alma se ve obligada a llenar todo espacio nuevo que le ofrecen, a pintarlo de nuevo, a imprimir en él sus perfumes y acordar en él sus sonoridades, y hasta ese momento sé lo mucho que se puede sufrir las primeras noches, cuando nuestra alma se siente solitaria, pues ha de aceptar el color del sillón, el tictac de la péndula, el olor de la colcha, e intentar, sin lograrlo, adoptar la forma de una habitación piramidal.

(Marcel Proust-Contra Sainte-Beuve)


Allí donde el espacio es libre de permanecer e irse y donde nada nos llena más que un soplo de aliento, se dibujan burbujas de papel y corazones palpitantes a ritmo del tictac de una campana (?). Algo se nos escapa de las manos cuando corremos apartando silencios y murallas de desaliento.

No es sencillo sumirse en un mar de pensamientos cuando todo da vueltas a tu alrededor y te sientes tan ajeno a tu propia vida que no puedes evitar gritar en algún rincón de este alborozado mundo, que es una puta mierda.

Cuando es todo tan confuso que te olvidas hasta de tu nombre y nada es suficiente como para producir en ti ni la más mínima sensación de desahogo, es cuando ha llegado el momento de salir a la superficie y mirarlo todo desde allí.

No importa, sin embargo.

viernes, 23 de abril de 2010

Sábanas, recuerdos e incertidumbres






Sueño. Sueño que floto sobre la superficie de mi propia vida: viéndola pasar, observándola. Soy un intruso que mira.
Míralos, pueden reírse y jugar; les resulta muy fácil. Yo no soy como ellos y algunas veces puedo ser un verdadero monstruo. Pero hoy sólo soy un monstruo marino.

(2º capítulo de la primera temporada de Dexter)



Me viene hoy la más pura imagen de mi infancia. Recuerdo.

Recuerdo el ligero olor a tierra húmeda de las tiernas tardes de lluvia y la cálida luz de un sol que acariciaba jardines de sábanas blancas recién lavadas. Recuerdo esa ignorancia del decadente mundo que ,ante mis ojos, giraba en torno a un eje derrotado. Recuerdo el tedio en las largas tardes . Recuerdo la linterna y el libro debajo de las sábanas y el descubrimiento de unas realidades incompletas. Recuerdo mis sonrisas más sinceras y la incertidumbre como arma y como escudo. Recuerdo esa ira procedente de un carácter difícil que todavía perdura. Recuerdo oscuridad y dolor en todos los rincones de mi casa y de mi familia. Recuerdo las tibias notas de "Las cuatro estaciones" de Vivaldi ( a las que todavía recurro cuando siento la necesidad) fluyendo por mi caótica cabeza y creando paisajes de prados verdes y primaveras eternas. Recuerdo los dientes de leche bebidos a grandes tragos. Recuerdo la inocencia perdida a base de tortas. Recuerdo un cabello más rubio que el sol en verano y que la cerveza que se extiende -imposible- por los campos. Recuerdo una inteligencia poderosa derrochada en insignificancias. Recuerdo unas vacaciones en un lugar con costa en el que el único despertador era el canto de las gaviotas y en el que el mar era una masa de mentiras saladas. Recuerdo la voz, las palabras mágicas, la sensibilidad y los pájaros de barro de Manolo García sonando persistentemente de fondo. Recuerdo la necesidad de calor procedente de unos brazos que nunca me prestaron ni la más mínima atención. Recuerdo los sueños rotos y las ilusiones perdidas. Recuerdo que el tiempo transcurría lento ante mis cansados ojos.

Sin embargo, no recuerdo el momento justo en el que dejé de jugar con muñecas y empecé a jugar con reflexiones en voz alta. No recuerdo el día en el que empecé a disfrutar del silencio. No recuerdo el minuto en el que empecé a sentir cosas demasiado profundas como para comprenderlas. No recuerdo un calendario en el que las hojas no fueran de usar y tirar. No recuerdo el momento en el que, de tanto escapar de la realidad, caí en un profundo abismo de desengaño. No recuerdo el día en el que me dejaron de gustar los espejos. Tampoco sé si alguna vez me gustaron. No recuerdo unas Navidades felices. No recuerdo la calma. No recuerdo las dimensiones de mis proyectos. No lo recuerdo.

Quizá la única manera de seguir es no recordando. Quizá se nos olviden las cosas importantes.

miércoles, 21 de abril de 2010

Sin miedo a leyes ni a nostalgias




Soledad que te pegas a mi alma
en la dulce soledad de este campo de otoño.
No hay momentos de sosiego.
Rebeldía pura de amores sin amores,
ilusiones puras y puros conformismos
intentando levantar el espíritu nostálgico
de querer estar contigo y nunca estarlo.
Volverás de vez en cuando a estas tierras agrietadas
y verás de nuevo a quien te ama, borracho,
borracho de amores y libertades
y también de vinos por olvidarte. Borracho.
Y si surgen saludos y palabras,
tal vez notes la dureza de mi estilo
queriendo no herirte en nada
y en mi soledad sólo herirme yo mismo.
Y verás sin duda el resurgir poderoso del guerrero
sin miedo a leyes ni a nostalgias,
y lo verás caer una y mil veces
y levantarse de nuevo
con la pura bandera de su raza.

(Manolo Chinato- Soledad de amores)



Porque desdicha es un sinónimo de futuro. Porque los aplausos son tortas con trampa. Porque necesito que alguien me explique (con todo lujo de detalles, por favor) cómo se siente uno al tener éxito en la vida. Porque quiero sentir una sensación parecida al calor en las mejillas. Porque es la envidia la reina del mambo. Porque recibo mails (no me gusta decir correos porque no pretendo imponerle nada a nadie. Cada uno puede hacer con su cuerpo lo que quiera) de personas que se piensan que me conocen mejor que yo. Porque nuestra sombra es una ligera copia de un murmullo. Porque permanecer no es coherente. Porque tenemos la piel ungida con el aceite de nuestras cavilaciones. Porque he hecho una lista de pros y contras y no me ha salido ningún pro. Porque todo tiene sus rosas y sus espinas. Porque estoy cansada de que llamen y no conteste nadie al otro lado. Porque somos todos más tontos que cualquiera. Porque uno más uno nunca han sumado dos. Porque no hay muerte más dulce que la de morir ahorcado en calle Melancolía por una cuerda vocal de Jacques Brel. Porque la vida y la muerte son dos mujeres de cuerpos sinuosos. Porque no todo es negro o blanco. Porque quiero encontrar un lugar en el que las flores sean algo más que un adorno. Porque las verdades a medias son la peor de las mentiras. Porque quién tiene la certeza de que hoy no es ayer y ayer no es pasado mañana. Porque me atraganto con mi propia voz. Porque una canción se puede convertir en la excusa perfecta para volverse sordo. Porque esta embriaguez de pensamientos es muy extenuante. Porque la sed de sangre no se apaga nunca. Porque todo es un decorado. Porque esto me recuerda que tenía que olvidarlo. Porque es o ser o estar. Porque las circunvoluciones de nuestro cerebro son un buen lugar para albergar una constelación de ideas estrelladas. Porque un río no es un mar, por mucho que se esfuercen en convencernos de lo contrario. Porque todo es mucho más fácil cuando no es. Porque un pie vale más que cuatro manos. Porque la tierra trabajada grita. Porque un dios en un desierto es un simple grano de arena más.

martes, 20 de abril de 2010

El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad

No voy a dejar que una simple conversación me afecte de forma tan directa como para dar cuenta de ello en una entrada, así que esto va a ser una excepción que no pretende confirmar ninguna regla.
Antes de nada, Raúl Urbina, he de decir que esto no va en plan borde ni nada por el estilo. Digo las cosas tal y como las pienso.

Desde hace bastante tiempo tengo costumbre de, al leerme un libro, apuntar en un folio las hojas en las que hay una frase que me gusta. Luego, cuando termino el libro, vuelvo a las hojas y apunto todas las frases que he recogido en un cuaderno. Nunca le busqué ningún sentido a esta costumbre. Simplemente pienso que algunas frases merecen la pena y el volver a ellas tiempo después te hace plantearte las cosas de otra forma.

Explico todo esto porque hoy a Raúl se le ha ocurrido insinuar "medio en serio y medio en broma" que encabezo cada entrada con una cita para fardar de que me he leído tal libro (si es que no cojo un libro al azar y empiezo a pasar páginas y a coger frases sin ningún tipo de criterio). Lo cierto es que me he quedado un poco alucinada, porque no sé si es que no me explico bien o algo, pero ya he dicho un millón de veces (y lo repetiré las veces que haga falta) que yo no tengo que demostrar nada a nadie (excepto a mí misma), que no intento hacerme la culta cuando escribo una cita de un verdadero genio.

Es cierto, lo fácil es poner una cita de Shakespeare sin haber leído nada de él con el único objetivo de quedar de puta madre ante tus amigotes . Me parece genial; si ellos son felices por mí estupendo.

A mí me llena leer una frase de un tipo que ha sabido explicar las cosas mil veces mejor que yo y luego escribirla en un espacio de ideas diversas (y dispersas) para hacer que otra gente (porque no todo el que me lee es filólogo y no todos habrán disfrutado con un poema de Ángel González, por ejemplo (y no estoy insinuando que haga falta ser filólogo para disfrutar de él y con él) ) pueda gozar de ella como yo lo he hecho.

A lo que me ha dicho antes yo le he respondido que no, que me he leído todos porque, como es lógico, no puedes pretender coger una frase buena de entre ocho mil con el criterio que tiene un dedo al apuntar hacia ninguna parte. Después, ha tenido los cojonazos de decirme: ¿Qué te vas a leer tú? (con ese rentintín que le caracteriza).
A mí, ante esto, lo único que se me ocurre pensar ( y si voy mal encaminada me dices) es que la gente se debe pensar que mi cociente intelectual no da para mucho. Si bien es cierto que no soy buena estudiante y que mis notas no son para nada brillantes, tampoco creo que sea lo único a tener en cuenta.

Quizá esté sacando las cosas del sitio y haciendo de una pequeña broma (que no pretendía tener más sentido que el del momento mismo) todo un mundo. Pero es algo que tenía que aclarar tanto a él como a todo el que lo piense.

(Hoy no va con cita no por nada, sino porque no he encontrado una que pudiera profundizar un poco más en esto)(Y no, no me he "leído" nada de Picasso, pero yo lo pongo como título porque queda bonito)

lunes, 19 de abril de 2010

Ciegos .Como nunca y como siempre

Al verlo, uno hubiera dicho que iba a derrumbarse de un momento a otro. Mas nadie lo miraba.

(Elías Canetti-Auto de fe)


Contemplo mi cuerpo completamente desnudo en un espejo que me devuelve las verdades que le ofrezco como fríos cuchillos de desengaño. Mirando esto, contemplo un profundo vacío existencial que me muerde las entrañas. Miro por fuera y no veo nada, pero miro por dentro y veo terror, ansiedad y remordimientos.

Es difícil mantenerse erguido en un lugar que no está destinado para ello. Difícil es, todavía, sostenerse en pie en un lugar donde reinan las arenas movedizas que guardaste en una maleta y que, inevitablemente, te acompañan en todos y cada uno de tus viajes.

Sin embargo, hoy todo es firme y llano como el suelo que nunca nos han juzgado dignos de pisar. Algunos intentan alzar el vuelo con sus alas de arcángeles viudos. Otros prefieren hundirse en un terreno en el que la superficie pulida de una roca es alfombra sobre la que se pasean los sueños de un mundo completamente perdido en su perdición.

La saliva es un chorro de atardeceres que funciona al ritmo que le marca el puño en el que el corazón se nos vuelve cuando algún indigente de las aceras de nuestra memoria nos dedica una efímera mirada curiosa y asombrada.

Fácil es, sin lugar a dudas, que un ciego hable de colores. Fácil es que el mismo ciego alce la mirada en dirección hacia ninguna parte y realice un fugaz intento de entornar los ojos como si siempre fuera verano, como si una luz invadiera su torpe córnea. Como si fuera capaz de degustar las imágenes de su vida. Mas nadie lo miraba.

domingo, 18 de abril de 2010

Resta y sigue





Últimamente no escribo nada porque estoy tan baja de moral que tengo miedo de hacerlo. Llevo unos días (concretamente cinco y los que me quedan...) bastante malos: cuando se muere un familiar no es para menos.

La regla es resta y sigue. "Uno es una suma mermada por infinitas restas" nos advertía Sergio Pitol. Pero estas restas, cuando notas que son verdaderamente dolorosas, se multiplican por mil y sólo el tiempo consigue que se dividan (poco a poco) entre diez. "La vida es un cubo de Rubik formado por una serie de operaciones complicadas" digo yo ahora.

Es triste saber que estamos condenados -muy a nuestro pesar- a pasar rápidamente del rostro surcado por los granos de una juventud que nos duele y se nos aleja, al rostro surcado por las arrugas producidas por una vejez que no nos causará un verdadero entusiasmo. De todas formas, por muy putos que sean nuestros paseos de puntillas por la vida, hay que intentar devolver las sonrisas. La vida es una sonrisa de encías sangrantes.

Estés donde estés, te deseo todo lo mejor. Espero que encuentres un paraíso en el que las nubes desprendan un suave olor a algodón húmedo y en el que todo sea más azul y más inmortal que nunca. Que allí no existan los relojes y que no sea necesario salir en busca del tiempo perdido. Espero que allí sea todo mucho más fácil de lo que te fue aquí. Espero que tus últimas horas sean siempre las primeras.

Sin duda, lo que más espero es que permanezcas viva en la muerte. Yo, mientras tanto, seguiré acariciando el afilado filo de su guadaña y recordándote todas y cada una de mis mañanas. Las noches las reservo para olvidar que existe y que quizá esté más cerca que nunca.

miércoles, 14 de abril de 2010

No a la luz: a la vida




¿Ciego a qué?
No a la luz:
a la vida.

¿Sordo a qué?
No al sonido:
a la música.

Abre los ojos,
oye:
nada ve,
nada escucha.

Como si al mundo entero
una nevada súbita
lo hubiese recubierto
de silencio y blancura.

(Ángel González-Ciego)



No voy a pedir perdón porque no es lo mío. Lloraré cuando sienta la necesidad y sin ningún tipo de pudor.No me importa mostrar mis sensibilidades, pero cuando se trata de fragilidades soy bastante dura con ellas. No voy a intentar gustarle a todo el mundo, me parece una estupidez. La espera se hace eterna. Yo lo que quiero es saber cosas y conocer mundo (no hace falta trasladarse de lugar para ello). No encuentro motivación y siento una enorme impotencia. No voy a seguir ningún juego. Quizá la ruleta rusa me guste. Haré de mi mente un arma de precisión. Voy a escupirlo todo ahora para sacar lo que me pudre por dentro. No quiero ser uno más. Romperé esquemas. Las sonrisas ni se crean ni se destruyen, sólo se transforman. No me gusta que me lleven la contraria. Miraré todo con atención y percibiré cualquier detalle, por mínimo que parezca. No voy a enmudecer jamás. Las apariencias nunca engañan. No voy a olvidarte. Quiero ser ola para acariciar el sonido del mar. Tendré que tomármelo en serio. No me sale. No lo sé. Voy a recordar un poema y voy a repetirlo hasta la saciedad. Estaré allí para dar el golpe final. No me presentaré a mi entierro. No quiero flores. Si gano no me alegraré. Mi estado de ánimo me va a terminar matando. La vida es un largo viaje en una bicicleta estática. Si tuviera que guardar un minuto de silencio por cada segundo muerto de mi existencia, me tendría que sumir en un profundo y eterno silencio que acabaría matándome. Yo lo que quiero es dormir. No pienso soñar.

lunes, 12 de abril de 2010

Lucha de gigantes




(La playa sin mar de Burgos hacia las seis y diez de esta tarde. Nunca consuela)


Lucha de gigantes,
convierte
el aire en gas natural.
Un duelo salvaje
advierte,
lo cerca que ando de entrar
en un mundo descomunal.
Siento mi fragilidad.

Vaya pesadilla,
corriendo
con una bestia detrás.
Dime que es mentira todo,
un sueño tonto y no más.
Me da miedo la enormidad
donde nadie oye mi voz.

(Antonio Vega-Lucha de gigantes) (Muchos lloraron tu muerte y fueron pocos los que la sintieron)


(Tenía (y tengo) una entrada preparada en la que relato con todo lujo de detalles lo que hice el ya pasado fin de semana, pero me apetece hablar de hoy.Prometo escribirlo pronto)


Hoy me ha dado por pensar en los diferentes estados de ánimo por los que se pasea a lo largo del día. Me he dado cuenta de que tengo una tendencia enorme a intentar levantar el ánimo de todo el que me rodea y me he hecho una pregunta: ¿intentas levantar el ánimo de todo el que tenga un mal día (o un mal año) cuando tú te encuentras siempre arrastrada por el suelo y desangrándote?. ¿Lo peor? que cuando realmente necesito apoyo no me viene solo, lo tengo que buscar en alguien o en algo y, si ni aun así lo consigo, me derrumbo en cualquiera de los confines del mundo en el que habito.

Me paso la vida repartiendo sonrisas y palabras llenas ( o eso creo). Como recompensa obtengo derechazos directos a la mandíbula.

Una tiene muy poca paciencia , se cansa y decide ascender a un nivel superior al que pocos han llegado todavía. Decide empezar a pasar un poco de los buitres que merodean a escasos centímetros de la gilipollez integral y se alegra porque sabe que la vida (la muy puta y sabia a la vez) pone a cada cual en el lugar que le corresponde.

Luego (y dando un súbito giro al tema del principio) me he puesto a pensar en defectos y lo único que se me ha ocurrido ha sido que me sobra de nada y me falta de todo, pero por lo menos tengo la decencia de reconocerlo.

Las palmaditas en la espalda ,junto con la lengua, os las podéis ir metiendo por el culo. Procurad darle cuatro vueltas (a la lengua y al culo).

viernes, 9 de abril de 2010

50...y después yo




(Con la mar en las venas.Y sí, el edredón de mi cama es de barcos... no podía ser de otra forma)


Las cosas bellas que escribiremos si tenemos talento están en nosotros, tenues, como el recuerdo de una canción que nos gusta, sin que podamos recordar ni su letra ni su tonada, ni seamos capaces de dar un esquema cuantitativo de ella...Aquellos a quienes persiguen estos recuerdos confusos de verdades que jamás conocieron son los hombres que tienen el don. Pero si se conforman con decir que escuchan una tonada deliciosa, no dicen nada a los otros, no tienen talento. El talento es una suerte de memoria que al final les permite evocar esa música confusa, oírla claramente, anotarla, reproducirla,cantarla.

(Marcel Proust- Contra Sainte-Beuve)


Y ya van 50 entradas,50 decepciones,50 heridas, 50 golpes, 50 caídas. Pero también 50sonrisas, 50 alegrías, 50 saltos al vacío, 50 las expediciones realizadas en mar abierto y a pecho descubierto.

Me planteé dejar esto hace relativamente poco y a raíz de esta entrada. Le estuve dando muchas vueltas y me dije que me rendía, que esto iba a ser como una simple experiencia más. Eso de rendirme no es propio en mí. Lo pensé mejor. Me dije que si todos pensásemos lo mismo "lo dejo porque siempre va a haber alguien que lo haga mejor que yo" no habría literatura , música , pintura ... Y sin esto, seríamos incapaces de explicarnos la vida de ningún modo y recurriríamos a la solución más fácil: cortarnos las venas y dejar que el que venga detrás sufra lo que no hemos sufrido nosotros.

Los primeros pensamientos me causaron mucho dolor. Los segundos fueron los que necesitaba, los que sacaron fuerzas de donde ya pocas quedaban. No puedo dejarlo, la mar me tiene atrapada. Aunque a veces sea bastante duro, escribir esto me calma.

Si he conseguido arrancaros una reflexión, una sonrisa, una lágrima o lo que sea. Si he conseguido arrancaros algo, me doy por satisfecha.

Con este blog no pretendo que la gente vea que pienso, que le doy vueltas a las cosas. Con este blog lo que pretendo es que todo aquel que me lea se sienta un poco (aunque sea un poco) identificado. Quizás sea ese el motor que nos impulsa a ser fieles a otros blogs. Eso de sentirnos identificados con las palabras de alguien es algo que, no le demos más vueltas, nos llena. Nos llena saber que no estamos tan locos como pensamos; nos llena saber que alguien , en algún momento,ha sabido explicar algo que nosotros hemos querido sacar y no hemos podido o no hemos sabido. Nuestras locuras nos hacen más cuerdos que a los demás.

Por mi parte nada más. Yo prometo seguir intentando plasmar lo que pienso y lo que veo. Lo demás lo ponéis vosotros con vuestros ojos.

Ahhh y...gracias por elegir, de entre todas las palabras, una mía.

miércoles, 7 de abril de 2010

Piensa el sentimiento, siente el pensamiento



(Imagen del verano de 2008)(Siempre nos quedará París)



Piensa el sentimiento, siente el pensamiento;
que tus cantos tengan nidos en la tierra,
y que cuando en vuelo a los cielos suban
tras las nubes no se pierdan.

Peso necesitan, en las alas peso,
la columna de humo se disipa entera,
algo que no es música es la poesía,
la pesada sólo queda.

Lo pesado es , no lo dudes,lo sentido.
¿Sentimiento puro? Quien en ello crea,
de la fuente del vivir nunca ha llegado
a la viva y honda vena.

[...]

Sujetemos en verdades del espíritu
las entrañas de las formas pasajeras,
que la Idea reine en todo soberana;
esculpamos,pues, la niebla.

(Miguel de Unamuno-Credo poético)(Lo pondría entero pero...por no alargarlo)




Puedo decir que todo me sonríe.Que he escrito poco porque no he tenido necesidad de plasmar algo que no siento, algo que no me sucede. Puedo decirlo y mentir.Y, de hecho, miento. Sería una verdad si , al intentar explicarlo, digo que no he escrito nada porque últimamente todo me hace daño. Pero eso sería aceptar una derrota, así que no voy a decirlo.

Voy a intentar decir que todo lo que me rodea es de unos colores que enternecen el paisaje. Que nuestros cabellos no son más que una tímida luz que ensombrece nuestros pensamientos. Que los espejos sienten la necesidad de profundizar en los reflejos de una imagen dolorida por el suave murmullo de la existencia. Que las flores son huecos donde los insectos vierten su afilada saliva. Que las letras alumbran nuestros caminos y rugen en silencio unos sentimientos que nos quedan un poco lejanos. Que el simple hecho de que existas hace que todo sea una razón más para no cerrar los ojos y dormir eternamente. Que la niebla, de tan densa, nos transporta suavemente como alfombra de atardeceres. Que las rosas son pequeños habitáculos de mentiras. Que los peces nadan en saladas corrientes de deseos fugaces y pausados. Que el destino es una noche oscura, lluviosa y devoradora de segundos. Que una imagen es la excusa perfecta para amar sin ser correspondido. Que las pirámides son sueños que hacen que despertemos sudorosos y sedientos.

Pero el desaliento me vence y todo lo que escribo se diluye lentamente en un caos que enmudece; en la vespertina sombra en la que me cobijo cuando el terror y la ansiedad se apodera de una enloquecida sangre que fluye desesperadamente por venas.

domingo, 4 de abril de 2010

Interrogantes.Volumen IV




(Imagen de Abi)



Hay tardes de domingo en que se sabe
que algo está consumándose entre el cálido
alborozo del mundo,
y en las que recostar sobre la hierba
la cabeza no es más que un tibio ensayo
de la muerte. Y está
bien todo entonces, y se ordena todo,
y una firme alegría nos inunda
de abril seguro. Vuelven
las estrellas el rostro hacia nosotros
para la despedida.
Dispone un hueco exacto
la tierra. Se percibe
el pulso azul del mar. "Esto era aquello".
Con esmero el olvido ha principiado
su menuda tarea...

(Antonio Gala-Enemigo íntimo) (joder,joder llevo como un mes con él en mente)




¿Por qué dicen que toda nuestra vida es una larga serie de caídas? ¿Por qué, al escribir, tendemos a lo melancólico, triste e hiriente? ¿Por qué el dolor es tan profundo? ¿Por qué somos tan ciegos? ¿Por qué algunos, además de ciegos, somos miopes? ¿Por qué hay muchos zurdos sordos de la mano izquierda? ¿Por qué llevarse la contraria? ¿Por qué cortarse las venas? ¿Por qué soportar la presión que ejercen los minutos sobre nosotros? ¿Por qué iba a dejarlo? ¿Por qué las palabras que nos tranquilizan sólo habitan en los libros que nunca leeremos? ¿Por qué Roberto Iniesta y no Rosendo Mercado? ¿Por qué quitarse el sombrero? ¿Por qué invadir el terreno que pertenece a la cordura? ¿Por qué sentir y escribir no van tan unidos como creemos? ¿Por qué sentir pudor? ¿Por qué fluir entre las notas de un frío blues? ¿Por qué usar la violencia si tenemos las armas? ¿Por qué el olvido es casi tan cruel como el recuerdo? ¿Por qué ciencias y no letras? ¿Por qué asegurar lo que es cierto? ¿Por qué reír y no llorar de alegría? ¿Por qué cañones y no copas? ¿Por qué desnudar y no desvestir? ¿Por qué jurar sin mentir? ¿Por qué una canción desesperada y no veinte poemas de amor? ¿Por qué hablar si puedes discutir? ¿Por qué tocar el viento? ¿Por qué cantar en la ducha y no cantar en la cama? ¿Por qué el verbo transitivo nos tiene agarrados con sus fuertes zarpas? ¿Por qué cien años de soledad? ¿Por qué en un folio y no en una hoja cuadriculada? ¿Por qué pinchar un globo a dentelladas? ¿Por qué Freud? ¿Por qué sustituir la brutalidad? ¿Por qué cerrar los ojos si con cerrar los párpados nos sobra? ¿Por qué sueño y no vida? ¿Por qué información meteorológica del exterior si la que más pesa es la interna? ¿Por qué lunes y no miércoles? ¿Por qué ser, oír o dar? ¿Por qué acné y no arrugas? ¿Por qué no hay noche sin día? ¿Por qué un postre de reproches? ¿Por qué desprometer las promesas? ¿Por qué puentes y no fronteras?

sábado, 3 de abril de 2010

Empieza por desnudarte

Fue domingo en las claras orejas de mi burro,
de mi burro peruano en el Perú (Perdonen la tristeza)
Mas hoy ya son las once en mi experiencia personal,
experiencia de un solo ojo, clavado en pleno pecho,
de una sola burrada, clavada en pleno pecho,
de una sola hecatombe, clavada en pleno pecho.

(César Vallejo-Poemas humanos)


Ahórrate las prisas de reloj. Juega con fuego entre las cenizas del pasado. Olvida recordarme. Arranca las medias de encaje a la noche. Y, sobre todo, habla con la inconsciencia como única alternativa.

Si quieres hablar conmigo, empieza por desnudarte. Despójate primero del jersey de los prejuicios; continúa luego con la camisa de la resignación y termina quitándote los vaqueros de las mentiras. Con eso me basta.

No quiero que seas un cuerpo más, ni una cabeza, ni tan siquiera unos ojos del montón. No quiero tampoco que me sigas, que me hables o que me mires por complacerme.

Con nuestras bocas exploraremos todos los rincones de la mente. Con nuestro dientes morderemos hasta la última prisión de nuestros sueños. Agotaremos toda sustancia líquida procedente de nuestros órganos.

Hablaremos hasta que el sol picotee el cielo y centelleen sus rayos a lo lejos. Hasta que las aves comiencen un canto podrido de sonar y de latir en el pecho del alba.

Finalmente, cerraremos esa espesa cortina que separa el sueño de la realidad, es decir, los párpados y nos sumiremos en ese tibio destello de oscuridad y silencio que cubre nuestros cuerpos dos veces por semana en el mismo día.

Hablamos de hablar, por supuesto.

jueves, 1 de abril de 2010

Knocking on heaven´s door





Hoy queremos lo que mañana hemos de odiar; corremos hoy en pos de lo que mañana evitaremos; lo que en un momento nos inspira deseo, al día siguiente despierta nuestro temor, y nos estremecemos de la simple posibilidad de que nos ocurra. No podía haber un ejemplo más elocuente que yo. Mi única aflicción consistía en verme privado de toda sociedad humana, solitario, rodeado por el océano inmenso, separado por la humanidad, condenado a una vida de perpetuo silencio. El cielo no me había juzgado digno de estar entre los demás hombres.

(Daniel Defoe-Robinson Crusoe)


Nunca he sabido explicar esas tardes en las que me planteo todo mil y una veces (para variar un rato) y no llego a ninguna conclusión. Son tardes en las que no me gusto, tardes en las que nada me agrada. Leo libros, blogs, canciones y siento que mi forma de escribir es una puta mierda, que nunca voy a llegar al nivel al que me gustaría llegar. Me frustra de manera desmedida. Trato con personas que son infinitamente mejores que yo en todo, me dan mil vueltas y me sacan ocho cabezas.

Me jode sentirme así porque, en el fondo, no me gusta compararme con nadie. Nadie va a vivir mi vida; nadie va a tropezar tantas veces en la escalera de la existencia como yo; nadie va a tener mis ojos. Pero me da igual pensar esto ahora, porque dentro de nada regresará esta angustia que invade mis días. Esta necesidad de comprender cosas que no tienen ni pies ni cabeza me va a terminar matando.

Me he acostumbrado ya al punzante dolor en el pecho, a las continuas y constantes ganas de llorar, a soñar con dormir y no despertar jamás y así librarme de este pesado lastre que llevo colgado en las alas. Esta tristeza me carcome por dentro y me destroza las entrañas.

No sé si todo esto es la consecuencia de tantas batallas perdidas en las que luché hasta derramar la sangre de una derrota que me persigue.No lo sé. Como nunca y como siempre.

Y dicho esto ,me voy. Tengo una cita con la soledad del colchón. Cuando llego tarde se enfada.