sábado, 29 de mayo de 2010

A veces gloria, a veces no

Supongo que las vidas, como todos los caminos, se bifurcan. Que cada vida no es más que una historia de heroísmo callado. Supongo que esto es un adiós que no maquilla un hasta luego. Que las despedidas son siempre tristes. Supongo que nuestra historia no podrá contarla ni el mejor de los narradores del planeta, que podrías ser tú, que podría ser yo. Que nuestra historia fue -y es- sólo nuestra. Supongo que sabrás que no es la nostalgia la que está mordiendo mis venas, sino la razón. A veces gloria, a veces no. Supongo que los atardeceres, si son vistos desde tus azules ojos, son más hermosos. Que, a cada paso que damos, generamos nostalgia. Supongo que la vida se reduce a esto. Que me encantan tus sonrisas y esa cara de niño que pones en algunas ocasiones en las que las alegrías superan tus penas. Supongo que tú seguirás tu camino y yo seguiré el mío. Aunque quizá sea el equivocado. Que hay veredas que es mejor recorrer descalzo. Supongo que algún día nos encontraremos y podremos contar mil anécdotas que formarán parte del pasado. A veces gloria, a veces no. Que el futuro no es mucho más importante que el presente. Supongo que te tocará aprender de lo que veas e imagines. Que una mirada a tiempo es capaz de llenar las horas de mil noches. Supongo que lo que ahora toca es derramar bellas lágrimas bajo la lluvia. Que la mayor parte de nuestro cuerpo es agua. Supongo que toda experiencia es necesaria. Que los espejos no devuelven los besos que no hemos dado. Supongo que el tiempo es el mayor traidor. Que nadar entre ilusiones es para lo que fuimos engendrados. Supón, por un momento, que quiero que me hagas partícipe de todas tus alegrías, tus penas, tus desengaños, tus sonrisas, tus recuerdos, tus anhelos. Que quiero que cuentes conmigo, pero no hasta dos ni hasta tres, sino que cuentes conmigo. Supongo que, a cada paso que damos, caminamos amortajados hacia nuestro propio funeral. Supongo que esto es, precisamente, lo que no quieres escuchar. Supongo que esto es una triste despedida. A veces gloria, a veces no.

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