miércoles, 28 de abril de 2010
Treinta y catorce
(Iba a poner uno de tus autorretratos, pero...)
Te debo una canción
desafinada,
contra la nada
maquillada
de quién sabe.
Te debo una canción
grela y desnuda,
cuando en la duda
tartamuda
vuela un ave.
[...]
Te debo una canción
nocturna y breve
que no se atreve
a ser tan leve
entre tus manos.
(Joaquín Sabina-Pastel de cumpleaños)
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.
(Ángel González-Fragmento de Cumpleaños)
Incluso en estos tiempos en los que eres demasiado viejo como para crecer al ritmo del reloj que marca unas horas que -desgraciadamente- no volverán y en los que yo soy demasiado joven como para descrecer con Peter Pan, tengo la ligera impresión de que algo se escapa de nuestras autodestructivas manos cuando soltamos una palabra de dolor o de rencor. Tengo la ligera sensación de que pasarás tan fugazmente por mi vida que casi no tendré tiempo de verte. O de hablarte ,tal vez.
Hablando de hablar, pienso que no hemos hablado lo suficiente como para que me arranques estas líneas tan sinceras que me están costando la vida.Pero no importa, porque ambos sabemos que, cuando no se puede mejorar el silencio, es mejor escribir callando para que otros lo lean en voz alta y descubran que todo lo que nos rodea no es ni blanco ni negro, sino azul. Y quizá haya alguien que incluso logre atisbar un retazo de nuestro yo profundo en alguna de esas líneas que tanto dolor (nos) producen.
De todas formas, soy consciente de que no te conozco lo suficientemente bien (quizá porque no nos queda demasiado tiempo entre sobresalto y sobresalto) como para decir que eres un tipo que merece la pena de verdad y que ojalá tampoco nos quede tiempo para el olvido; cuando el olvido se presenta, todo se desvanece. He de reconocer que siento verdadero terror cuando pienso en el poder del olvido y que lloro con lágrimas incontenibles cuando veo que toda mirada está lejos de arrancar un espejismo de ilusión.
He de decir también que todo enfado causado y por causar (tanto por tu parte como por la mía) no será más que una mera forma de demostrar que nos importamos tanto como para tomarnos un poco en serio. Porque, al fin y al cabo, (y aunque me pese un poco reconocerlo) nos enfadamos con las personas a las que más cariño tenemos. Lo curioso del caso es que, cuando yo te he hablado con malas formas y palabras, tú me has respondido con buenas, y eso es algo que deja al descubierto bonitos detalles, por imperceptibles que parezcan.
Te diría muchas más cosas, pero tampoco quiero dejar que las palabras sean las protagonistas de este texto. Como última cosa, decirte que intentes aprovechar cada segundo porque, cuando ya han pasado, es cuando nos damos cuenta de todo lo que hemos perdido. Recuerda que nunca vas a ser tan joven y nunca vas a ser tan viejo.
Felicidades, Raúl.
Ahhh y... otra cosa: ¿Me prestas tu sonrisa?
(Sé que soy la primera en felicitarte porque lo hago en el día que no corresponde, pero como imagino que mañana estarás demasiado ocupado abriendo desengaños y agravios , te lo escribo ahora y lo lees en el mismo momento en el que me ha pillado la inspiración)
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Muchas gracias:
ResponderEliminarEs un gran regalo que te dediquen una entrada llena de afecto. Me siento muy honrado y orgulloso de conocer a gente como tú. Por otro lado, no te creas que el lado de mí que no conoces sea demasiado atractivo: soy un tipo bastante aburrido, misántropo y ensimismado.
En cuanto a las sonrisas, intento, siempre que puedo, sonreír. Es la mejor manera de demostrar que somos humanos.