martes, 20 de abril de 2010

El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad

No voy a dejar que una simple conversación me afecte de forma tan directa como para dar cuenta de ello en una entrada, así que esto va a ser una excepción que no pretende confirmar ninguna regla.
Antes de nada, Raúl Urbina, he de decir que esto no va en plan borde ni nada por el estilo. Digo las cosas tal y como las pienso.

Desde hace bastante tiempo tengo costumbre de, al leerme un libro, apuntar en un folio las hojas en las que hay una frase que me gusta. Luego, cuando termino el libro, vuelvo a las hojas y apunto todas las frases que he recogido en un cuaderno. Nunca le busqué ningún sentido a esta costumbre. Simplemente pienso que algunas frases merecen la pena y el volver a ellas tiempo después te hace plantearte las cosas de otra forma.

Explico todo esto porque hoy a Raúl se le ha ocurrido insinuar "medio en serio y medio en broma" que encabezo cada entrada con una cita para fardar de que me he leído tal libro (si es que no cojo un libro al azar y empiezo a pasar páginas y a coger frases sin ningún tipo de criterio). Lo cierto es que me he quedado un poco alucinada, porque no sé si es que no me explico bien o algo, pero ya he dicho un millón de veces (y lo repetiré las veces que haga falta) que yo no tengo que demostrar nada a nadie (excepto a mí misma), que no intento hacerme la culta cuando escribo una cita de un verdadero genio.

Es cierto, lo fácil es poner una cita de Shakespeare sin haber leído nada de él con el único objetivo de quedar de puta madre ante tus amigotes . Me parece genial; si ellos son felices por mí estupendo.

A mí me llena leer una frase de un tipo que ha sabido explicar las cosas mil veces mejor que yo y luego escribirla en un espacio de ideas diversas (y dispersas) para hacer que otra gente (porque no todo el que me lee es filólogo y no todos habrán disfrutado con un poema de Ángel González, por ejemplo (y no estoy insinuando que haga falta ser filólogo para disfrutar de él y con él) ) pueda gozar de ella como yo lo he hecho.

A lo que me ha dicho antes yo le he respondido que no, que me he leído todos porque, como es lógico, no puedes pretender coger una frase buena de entre ocho mil con el criterio que tiene un dedo al apuntar hacia ninguna parte. Después, ha tenido los cojonazos de decirme: ¿Qué te vas a leer tú? (con ese rentintín que le caracteriza).
A mí, ante esto, lo único que se me ocurre pensar ( y si voy mal encaminada me dices) es que la gente se debe pensar que mi cociente intelectual no da para mucho. Si bien es cierto que no soy buena estudiante y que mis notas no son para nada brillantes, tampoco creo que sea lo único a tener en cuenta.

Quizá esté sacando las cosas del sitio y haciendo de una pequeña broma (que no pretendía tener más sentido que el del momento mismo) todo un mundo. Pero es algo que tenía que aclarar tanto a él como a todo el que lo piense.

(Hoy no va con cita no por nada, sino porque no he encontrado una que pudiera profundizar un poco más en esto)(Y no, no me he "leído" nada de Picasso, pero yo lo pongo como título porque queda bonito)

4 comentarios:

  1. Querida Judit:

    Como bien sabes, me caracterizo por tomarme las cosas demasiado a la ligera (sobre todo, aquellas que me tomo en serio). Esta mañana en clase, simplemente, te he "picado". Sé que tienes tu orgullo y sabía que ibas a entrar al trapo. Conociéndote como te conozco, nunca se me ha pasado por la cabeza que utilices las citas como adorno. Leyendo cada entrada que escribes se nota que las citas no son una excusa, sino un punto de partida o de llegada sobre el que se construye la entrada.

    Lo que lamento es que te lo hayas tomado a mal (o tan mal). Pienso que tienes auténtico talento como escritora y que en este (y otros muchos campos) eres más que capaz. Es difícil tener la madurez y la técnica de escritura que posees a tus años. Ya me hubiese gustado a mí contar con ese don cuando tenía tus años.

    Piensa que todo tiene un contexto, que no era otro que el comentario del "Prólogo" del Quijote y que todo servía en bandeja una mera frivolidad y no pretendía ser una crítica de algo que, obviamente, no pienso.

    Lo que lamento es que esta vez no hayas aguantado hasta ocho. ¡La próxima vez vas a saltar antes de que diga nada!

    Así que perdóname si la ligereza injustificada ha dejado de ser eso y ha llegado a molestarte. Pero, sobre todo, no te pongas violenta. Si no, vamos a tener que buscarte en el libro de Casos (y cuidado, que esto es otra broma, en este mundo lleno de severidades). ;)

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  2. No he aguantado ocho veces, pero he aguantado tres (una a la entrada, otra entre medias y otra a la salida) que no es poco. Algunos días me levanto más tolerante que otros.(Estaré atenta la próxima vez y ,en cuanto dirijas tu mirada hacia mí con los labios semiabiertos, te diré que una vez lo aguanto y dos también...)

    Sé que lo que te gusta es que te entre al trapo. En eso tienes suerte: has encontrado a la persona perfecta para que te siga el juego. Pero he de reconocer que lo de hoy me ha sobrepasado y me lo he tomado demasiado en serio.

    Ya te lo he dicho, la entrada no iba en plan borde y tampoco violenta (aunque lo parezca).

    Ya me he buscado en el libro de Casos y no estoy, así que no lo intentes.

    De todas formas, ahora todo es muy obvio; hace unas horas no lo era tanto. Y te perdono por ser tú. :)

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  3. Jajajajaja. Como me he reido (lo siento por los dos). Os imagino a ambos. Nunca tuve la suerte de tener a Raúl de profe, pero seguro que tenía días de "resabido-ironico-listillo- insoportable" que conseguían sacar lo mejor de cada uno (al menos eso me ha contado mi hermano y Sonia). Tomalo así Judit. Que se moleste en picarte especialmente a ti, debe ser algo asi como un halago. Saludos a los dos ;-)

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