domingo, 25 de abril de 2010
Salir a la superficie
(Por tierras de Soria)
Porque nuestra alma se ve obligada a llenar todo espacio nuevo que le ofrecen, a pintarlo de nuevo, a imprimir en él sus perfumes y acordar en él sus sonoridades, y hasta ese momento sé lo mucho que se puede sufrir las primeras noches, cuando nuestra alma se siente solitaria, pues ha de aceptar el color del sillón, el tictac de la péndula, el olor de la colcha, e intentar, sin lograrlo, adoptar la forma de una habitación piramidal.
(Marcel Proust-Contra Sainte-Beuve)
Allí donde el espacio es libre de permanecer e irse y donde nada nos llena más que un soplo de aliento, se dibujan burbujas de papel y corazones palpitantes a ritmo del tictac de una campana (?). Algo se nos escapa de las manos cuando corremos apartando silencios y murallas de desaliento.
No es sencillo sumirse en un mar de pensamientos cuando todo da vueltas a tu alrededor y te sientes tan ajeno a tu propia vida que no puedes evitar gritar en algún rincón de este alborozado mundo, que es una puta mierda.
Cuando es todo tan confuso que te olvidas hasta de tu nombre y nada es suficiente como para producir en ti ni la más mínima sensación de desahogo, es cuando ha llegado el momento de salir a la superficie y mirarlo todo desde allí.
No importa, sin embargo.
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