martes, 27 de abril de 2010

Kilos de autodestrucción



(Imagen de Raúl)("Las manos sirven tanto para destruir como para crear")



La noche del cazador, un presa que elegir,
avería y redención para ponerlo todo en la canción,
contarlo todo sin decir cómo paso,
es imposible no entenderlo.

Algo de autodestrucción y una pizca de placer,
kilos de insatisfacción y una oreja más que conquistar,
alguna mueca, una sonrisa de pavor,
hemos llegado hasta la puerta.


[...]


El corredor de fondo sabe
"el tiempo es sólo una ilusión y algunas veces la jugó".
Con más burbujas que un anuncio de champagne
hemos llegado hasta la puerta.

(Iván Ferreiro-Rocco Siffredi)


Siempre han sido demasiados versos para tan pocas palabras en blanco. Nunca han venido las musas a pedirme perdón por su tiranía. Las frases no tienen ni coherencia ni cohesión entre sí porque tampoco lo tienen lo que pudo haber sido y no fue. El maquillaje es tan de verdad que miente como cuando lanzas una piedra en un estanque vacío de agua y lleno de incomprensión. Voy por la vida de pasada y siempre escondo un yo que sólo sale cuando estoy alejada de mí y acompañada de yo. Prefiero decir Diego porque Digo es una infamia más grande que una palabra rescatada del refranero popular. Que el otoño de agosto viene más frío que el verano de noviembre es tan cierto como afirmar que la primavera tiene testículos de polen. Para cruzar la frontera del desaliento se necesitan dos licencias: una de caza y otra de pesca. No recuerdo lo que he comido hoy, pero probablemente lloverá melancolía sobre los tejados de mis órganos vitales. Estoy segura de haber cerrado la puerta, pero no recuerdo haber metido la llave. Las alas sirven para andar arrastrado por el suelo fingiendo que algo te importa tanto como para tomártelo en serio. Una baldosa no es un cuadro de Picasso, pero casi. Creo que la primera palabra que dije al nacer fue un taco. La verdad es la peor de las mentiras. Los Picapelotas son bastante más abundantes que los Picapiedra. Me descojono tanto a lo largo del día que muchas veces he corrido el riesgo de partirme la mandíbula y el pecho de tanto llorar. No me ha emocionado nada desde hace al menos veinte segundos. La sonrisa es una forma seria de afrontar la graciosa vida. Las manos sirven tanto para destruir como para crear. Que esto no tiene ningún sentido es tan cierto como que mañana no va a llegar porque las autovías están colapsadas de infierno. Estoy segura de que alguien podrá entender todo esto, aunque sea parcialmente. Quizá leyéndolo al revés...

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